Jóvenes Sin Fronteras es un movimiento que aporta eso a la Iglesia, y en abundancia: la acción decidida de llevar el Evangelio a todos lados, sin importar los límites.

Araceli Yenque, Jahaira Llatas y Marcos Zavaleta son miembros deJóvenes Sin Fronteras en Chimbote, el movimiento de las Obras Misionales Pontificias que tiene una consigna: llenarse de la espiritualidad de Jesús para anunciarlo a todas partes.

Jóvenes Sin Fronteras (JSF) ha derrochado fuerza y creatividad para evangelizar y llevar esperanza a poblados rurales durante Semana Santa y Navidad. Poblados como Lacramarca, Monte Sarumo, Santa Rosa y Pamparomás los han acogido cuando llevaron la palabra de Dios donde no había sacerdote o un pan para compartir en víspera de fiestas. Todo con su propio esfuerzo.

El recambio generacional de JSF recién se viene produciendo con la incorporación de nuevos integrantes, adolescentes de parroquias o de centros educativos que llegan invitados para hacer obras de solidaridad.