Oración a Jesús en el Pan de Vida
- Categoría: NOTICIAS DIOCESANAS
- Publicado: Miércoles, 25 Junio 2014 05:00
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ORACIÓN A JESÚS EN EL PAN DE VIDA (Por: P. Matías Siebenaller) 1.- Jesús, vengo de lejos y de un mundo complicado. También habita en mi el drama de Chimbote y de sus esperanzas me siento responsable. Llevo en mí el gran deseo de encontrarte y de ser encontrado por ti. ¡Mírame! Tu mirar es amar. No vienes para condenar sino para buscar y salvar lo perdido. Vienes para que tengamos vida y vida en abundancia. Quieres que estemos donde estás tú.
No soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Gracias por llamarme por mi nombre. Gracias por decirme: “¡Ven, sígueme!”.
Gracias por querer ser amigo mío.
2.- Bendito seas, Señor, por recoger en el Pan de Vida las energías del universo, las hermosuras de la creación y la fecundidad de la madre tierra.
Bendito seas, Señor, por dignificar el Pan de Vida con el trabajo y el sudor de tanta gente humilde, con el trabajo de mi padre y de mi madre, con el trabajo de mis educadores y amigos, con mi propio trabajo.
Bendito seas, Señor, por recordar en el Pan de Vida la gran alegría de comidas en familia, la entrañable compañía en cenas con amigos, el compartir en comunidad y también la frugalidad de la mesa durante la guerra y en tiempos de escasez.
Bendito seas también, Señor, por señalarnos en el Pan de Vida el hambre que azota a tantos pueblos, las injusticias que privan del pan en muchas mesas, la dureza de nuestro corazón y nuestra falta de sensibilidad.
3.- Jesús, maestro y señor nuestro, estás en el Pan de Vida con tu cuerpo tejido por el Espíritu Santo en el seno de María y tu llanto al nacer en Belén. Podemos recordar tus años en el hogar de Nazareth, tus gestos como sembra-dor en la chacra, tu destreza al podar la vid, tus caminatas a orillas del lago en Cafarnaúm.
En el Pan de Vida tú sigues atrayendo y aliviando a los cansados y agobiados. Sigues preguntando a los enfermos: “¿Qué quieres que haga por ti?” Sigues mirando a Mateo en su mostrador, a Zaqueo en el sicómoro, a esa mujer llorando amargamente a tus pies y a aquella indefensa en manos de viejos hipócritas.
En el Pan de Vida eres pan multi-plicado, puerta para entrar en el redil de las ovejas, siempre Buen Pastor entregando tu vida, luz en nuestras oscuridades, camino, verdad y vida.
4.- En el Pan de Vida eres el levantado en alto en la cruz que atrae a todos hacia ti, que vive y hace vivir.
Eres el resucitado que se hace presente a pesar de nuestras puertas trancadas. Mostrando tus heridas nos traes la paz. Con el soplo del Espíritu Santo nos recreas y compartes tu misión.
En el Pan de Vida permaneces en medio de nosotros como manantial de gracia. Eres siempre buena nueva para los pobres, fuerza que libera a los presos, luz que abre nuestros ojos.
Quieres que tu alegría esté en nosotros y que esa alegría sea perfecta.
5.- Señor, ¡transfórmanos en ofrenda permanente! La Eucaristía es escuela de paz y comunión; es un don que se recibe dándose. Gratuitamente recibimos para dar gratuitamente.
Señor, ¡activa las señales de tu presencia en la dura realidad que nos rodea! ¡Haz germinar las semillas de tu gracia donde corrupción y violencia pretenden aplastar la vida!
¡Reconstruye el tejido de la ciudadanía con la tenacidad de los mansos, el poder de los que lloran, el aguante de los que mantienen hambre y sed de justicia, con el aporte de los misericordiosos, con la inocencia de los limpios de corazón, con el arte de los que construyen la paz, con la perseverancia de los perseguidos y calumniados por causa de la justicia!
Para que la noche no perdure,
para que tu luz venza la oscuridad,
para que la alegría rebrote,
para que todo hambre sea saciado:
“¡Quédate con nosotros, Señor!”