¡Cómo no te voy a querer!: Perú
- Categoría: NOTICIAS
- Publicado: Lunes, 23 Julio 2018 15:45
- Visto: 1351
(Por: P. Giovanni Sabogal).- En este mes de julio, mes de nuestras fiestas patrias, queremos reflexionar sobre nuestro caminar en éste país bendito, que Dios nos ha regalado, como así lo expresa claramente el aliento a nuestra selección peruana: “cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer, si eres mi Perú querido, el país bendito que Dios me vio nacer”.
El Hijo del hombre, amó intensamente su tierra, su patria, su gente, sus paisanos y cuando estaba subiendo a Jerusalén, la gente lo aclamaba, lo proclamaban rey de sus corazones, pero algunos de los fariseos le dijeron a Jesús: “Maestro, reprende a tus discípulos. Pero él contestó: Yo les aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras. Al acercarse y viendo la ciudad, lloró por ella” (Lc 19, 39-42). Jesús amó siempre a sus paisanos, a sus semejantes, siempre desbordo de misericordia y bondad, de igual manera denunciaba las injusticias. Le devolvió la dignidad al pobre, a la mujer, a la prostituta, al enfermo y a cada uno de nosotros, como así lo expresa los santos evangelios.
Cristo les dijo a los fariseos, “si ellos se callan, gritarán las piedras”. No debemos callarnos, ser indiferentes ante nuestra realidad, ante la corrupción, ante las malas decisiones del congreso, de nuestras autoridades, es necesario ser protagonistas de nuestra hermosa tierra, siendo luz y sal del mundo (Mt 5, 13-16). Es necesario alumbrar y aclarar el horizonte de nuestros hermanos, con nuestra participación activa, en la política, en el trabajo, en el hogar, en la Iglesia y en nuestro caminar diario.
Jesús al contemplar a Jerusalén, lloró por ella. Como no conmovernos ante la injusticia, ante la corrupción, ante la contaminación, ante el atropello de la dignidad, ante la pobreza y la miseria. También nosotros somos parte de ello, con nuestro silencio, porque estamos dañando nuestra casa común (todos los residuos de nuestras casas son arrojados al mar), nuestro hogar, creado por Dios, es indispensable la planta de tratamiento de aguas residuales. No podemos quedarnos callados ante el saqueo de nuestro país, ante todo lo que va contra la vida, porque seríamos cómplices de toda la miseria humana. Tenemos que pedirle a Dios la sabiduría necesaria, para poder decidir correctamente y tomar acciones concretas, en bienestar de todos, de nuestra amada patria.
Demostremos nuestro amor a Dios, al prójimo, a nuestra amada tierra, defendiéndola de todo atropello, de la corrupción. Dios nos pide ser instrumentos de la vida, del bien común, la justicia y del servicio a los demás.
No podemos seguir viviendo sin compromiso, sin responsabilidad social. Es el momento de cambiar, de hacer flamear la bandera peruana con nuestro buen actuar. Demos sabor, color y luz a nuestra patria con nuestro testimonio de vida.