“Somos libres: seámoslo siempre” (Por: P. Matías Siebenaller)

padre matias“SOMOS LIBRES: SEÁMOSLO SIEMPRE” (Por: P. Matías Siebenaller) No, no me voy a meter con los graves acontecimientos históricos y las emociones que han originado el hermoso Himno Nacional. No entraré tampoco en el debate teórico sobre la libertad. No quiero sino decir un par de cosas sobre mi “pequeña” libertad tan limitada, tan maltratada y siempre tan amenazada. La quisiera revisar a la luz de la fe, confrontarla con la falta de libertad de mucha gente cerca y lejos de mí y señalar un espacio en la vida eclesial para crecer en libertad.

“ Pongo hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal: escoge la vida para que vivas tú y tu descendencia” (cf. Dt 30, 15-20)

Diariamente, en pequeñas y grandes decisiones, practicamos nuestra libertad. Estas decisiones brotan del afán de implementar nuestra vida personal y de hacerla servir a otros. Somos libres, cuando amamos a los demás y a nosotros mismos. Por decisiones indicadas por la responsabilidad, la fidelidad y la solidaridad nos hacemos libres. Decisiones de esa índole parecen restringir nuestra libertad, pero constituyen la condición para experimentar libertad y gozar de la misma. Una buena decisión, una acertada elección trazan límites a mi libertad, pero también me confieren identidad y otorgan rumbo a mi vida.

parroquia santa_capillaA lo largo de su vida el ser humano puede caer en muchas cárceles y ser tentado de renunciar a su libertad y dignidad. Sin embargo la historia recuerda muchas libertades que se mantenían y hasta crecían en situaciones de no-libertad. “El ser humano no es un objeto más entre otros objetos; las cosas se determinan unas a otras, pero el hombre, en última instancia, es su propio determinante…Nuestra generación es muy realista pues, después de todo, hemos llegado a conocer al hombre en estado puro: el hombre es ese ser capaz de inventar las cámaras de gas de Auschwitz, pero también es el ser que ha entrado en esas mismas cámaras con la cabeza erguida y el Padrenuestro o el Shemá Israel en los labios” (Viktor Frankl).

Jesús, “obedeciendo hasta la muerte de cruz a la condición humana” (cf. Fil 2, 5-11) y “haciendo de la voluntad del Padre su alimento” (cf. Jn 4, 34), tiene autoridad para recordarnos: “la verdad les hará libres” (Jn 8, 32).

“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo” (Rm 5, 5)

En la tradición bíblica y espiritual el corazón no es meramente el órgano de la afectividad, sino mas bien el centro unificador de la persona humana, el “yo profundo”. De nuestro corazón brotan las maneras de relacionarnos con los demás, con el medio ambiente, con nosotros mismos y con ese sentido trascendental que llamamos Dios.

Por nuestra pequeña historia personal y por la gran historia de los pueblos sabemos de las depredaciones, violaciones, traiciones e inhumanidades que brotan del corazón torcido y enfermo. Nuestro corazón puede ser fuente de sufrimiento intolerable y en ese drama de ayer y hoy destacan los roles de víctima y verdugo así como las butacas de los espectadores.

El Espíritu Santo ha derramado el amor de Dios en nuestros corazones. “Para ser libres, nos ha liberado Cristo” (Gal 5, 1). Libres para hacer el bien, libres para amar. “Los frutos del Espíritu son: caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo” (Gal 5, 22-23). Acogiendo el amor de Dios, nos hacemos capaces de amor, acogiendo el don de Dios nos volvemos don para los demás. Acogiendo el Espíritu de Jesús, podemos crecer en libertad y ser promotores de libertad.

“Padre de misericordia,
derrama sobre nosotros
el Espíritu del Amor,
el Espíritu de tu Hijo”.
(Epíclesis sobre la asamblea en las Plegarias eucarísticas V/a-d)

Comunidad cristiana: escuela de libertad

“Ver, juzgar y actuar” es mucho más que un método pastoral (cf. DA 19). Es una espiritualidad. Los pasos recordados de la revisión de vida nos introducen y nos mantienen en el movimiento del Espíritu de Jesús, en “su verdad que nos hace libres” (Jn 8, 32).
Recordemos sucintamente lo que sucede en una comunidad cristiana que hace revisión de vida.

a. Los miembros de la comunidad se ayudan mutuamente a ver y a mirar la realidad. Fijándose en hechos de vida que tienen densidad de signos de los tiempos, se desintoxican mutuamente de los ojos impuestos y envenenados por la opinión pública dominante, la propaganda, la moda, muchos de medios de comunicación masiva y muchas tendencias políticas. Profundizan causas y efectos de lo que sucede. Confrontan una nueva manera de pensar con las opiniones que mandan en la realidad. Disciernen lo que es fruto de la maldad y fruto del Espíritu, lo que es esclavitud y libertad.

b. Luego los miembros de la comunidad reunida juzgan los comportamientos observados a la luz de la Palabra de Dios, a la luz del Espíritu de Jesús. Se anuncian mutuamente Buenas Nuevas. Hacen sentir el dolor del pecado y hacen anhelar la conversión, el encuentro con el Señor. El conocimiento de su Palabra les prepara, les anima para reconocerlo con alegría y gratitud en la Eucaristía y los demás sacramentos.

c. Los miembros de la comunidad se han insertado en la realidad, han buscado el encuentro con el Señor en su Palabra y los Sacramentos: ahora son enviados a actuar como discípulos y misioneros. Son enviados por el Señor y se comisionan mutuamente. Son llamados a un trabajo de liberación, a contribuir en el mundo y en la Iglesia a liberarnos de las garras de la opresión y posesión para practicar la “libertad de los Hijos de Dios”, la libertad para amar y hacer el bien.

Amigas y amigos lectores, he querido decir que comunidades cristianas de revisión de vida constituyen la mejor escuela de libertad y que son lo primordial en un plan pastoral. Pero también he querido reunir algunos elementos para que cantemos en estas Fiestas Patrias con más devoción: “Somos libres, seámoslo siempre”.


PORTADA MAR ADENTRO JUNIO 2019  

 logo voluntarios22

face padre sandro

 

voluntariado

 

logo coro diocesano

Diócesis de Chimbote

Jirón Ladislao Espinar 456 -  Chimbote - Ancash PERÚ
Teléfono (051) 043 324171 - Email: correo@obispadodechimbote.org