Sirviendo a niños y ancianos en Jimbe

Misioneras San Vicente de Paúl

Poco más de dos horas, en microbús o combi, en Jimbe, se ha levantado una obra de las Misioneras de San Vicente de Paúl, en una casa de formación que acoge cada día a escolares que provienen de familias en extrema pobreza de los caseríos de la zona. También a los ancianos que encuentran en este lugar un abrigo especial, porque no sólo reciben alimentos, sino que las hermanas Luciana y Susana los valoran.

"Mis viejitos, así los llamo, saben que esta Casa de San Vicente de Paul y Obras Sociales no sólo les ofrece alimentos, sino que además trabajan con nosotras trayendo leña, compartiendo algo o ayudando en el jardín o en la cocina, de tal manera que sientan que sirven y aportan, eso les motiva a permanecer en este lugar", cuenta la hermana Luciana.

Poco más de trece años viene esta congregación trabajando en el distrito de Jimbe, siempre con su carisma, de servicio social ofreciendo alimentación a los niños y ancianos, socorriendo a los necesitados o atendiendo a los enfermos. La hermana Susana comenta que siente una enorme satisfacción al ver que pueden ayudar a su prójimo "Conmueve ver a niños (escolares) y ancianos de buen corazón, que comparten con nosotras sus vidas, llegando todos los días a nuestro comedor. Son 104 pequeños y sesenta ancianos, quisiéramos continuar con esta obra; pero sólo depende de Dios porque Él es el que provee lo necesario para poder compartir con los que ahora sufren", señaló.

La hermana Luciana lleva siete años al frente de la Casa San Vicente de Paúl. Cuando se fundó el 12 de enero de 1992 estuvo como directora la hermana Rita María. "Actualmente esta obra misionera continúa extendiéndose por otras comunidades del país, estamos en Cusco, Pisac, Omate, Moquegua, San Martín y nuestra sede en Trujillo. Con el Divino Hacedor seguiremos tras los pasos de los más necesitados, compartiendo el pan y a la vez hablando del Pan de Vida: Jesucristo", agregó.

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