¡Que Dios nos descubra de nuevo el camino de la paz!.- La conmemoración del 197 aniversario de la Independencia Nacional no puede agotarse en el mero recuerdo de los hechos que han marcado nuestro pasado. Conviene reiterar que el significado de nuestro itinerario histórico, se descubre a la luz de la fe, cuando miramos lo que hemos sido y el modo cómo en este camino se ha ido preparando lo que actualmente somos.

Nuestra mirada al pasado, no es simplemente un ejercicio académico sino fundamentalmente un gesto de gratitud a Dios que estuvo de nuestra parte e hizo suya nuestra causa.

Ante el clima de inseguridad, de violencia, de corrupción y de muerte que estamos viviendo, hemos de pedir todos que Dios nos descubra de nuevo el camino de la paz.

Los discípulos de Jesús, estamos llamados a crear un estilo diferente, alternativo y deberíamos fomentar una cultura traspasada por la fe, que nos ayude a construir un proyecto al servicio de la Nación.

La fe cristiana después de 5 siglos, debería haberse hecho cultura, entendida como el modo en que los hombres construimos un ambiente acorde con nuestra dignidad y logramos transmitir valores a las nuevas generaciones.

El Perú es una realidad cultural que no puede ignorar que la fe en Dios y en Jesucristo su Hijo es una de sus más profundas raíces. En el Perú no solo las magníficas obras arquitectónicas y las experiencias de religiosidad popular manifiestan esta herencia. El cristianismo como experiencia presente ha configurado y continúa configurando una parte importante de la vida personal y comunitaria de los peruanos.

La fe en Jesucristo logró que quienes se veían distantes y antagónicos se reconocieran como hermanos. La fe en Jesucristo permitió encontrar puentes que nos acercaran y nos invitaran a privilegiar la reconciliación sobre el encono. El cristianismo nos ha ayudado a crear una cultura que posee un inmenso acervo de humanidad y calidez.

Entre las cosas nuevas que hoy marcan nuestra historia, hay valores que nos llenan de esperanza: la defensa de los derechos humanos, la preocupación por las minorías excluidas, el sano feminismo, la preocupación por el medio ambiente y un largo etcétera. Sin embargo, de manera simultánea hay que reconocer que existen desafíos y proyectos que lastiman la dignidad humana.

Que Dios y Nuestra Señora de la Paz nos ayuden a reconocernos como hermanos e hijos de un país grande y hermoso, nuestra Nación y nuestra Patria. Somos libres, seámoslo siempre

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