“Darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús” (Lc 1,31)
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- Publicado: Viernes, 21 Diciembre 2018 16:26
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(Por: P. Giovanni Sabogal Osorio).- Son las palabras del ángel Gabriel, que le dijo a la madre de todas las madres, la Santísima Virgen María. Son las palabras de una promesa hecha realidad por Dios a una sencilla mujer, oriunda de Nazaret. Le concede la gracia de ser la mamá, del Verbo encarnado.
Qué dicha tan grande ser hijo, de ser hijo e hija amada de Dios. Cuanto más de ser la preferida entre todos los seres humanos, de ser la persona que se ha robado el corazón de Dios y la ha escogido para que ésta gran promesa, en toda la historia de salvación, se hiciera realidad: "Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús" (Lc 1,31)
Dios, en su infinita bondad, se encarna en María, su madre. Dios la elige de entre todas las mujeres, para ser su madre, como lo expresa el evangelista: “¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!” (Lc 1, 42).
Este tiempo de Adviento, es el tiempo propicio para preparar nuestros corazones, a semejanza de María, para la llegada del Redentor. Es un tiempo de espera gozosa, como le dijo el Ángel a María: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1, 28).
Preparemos nuestras vidas para la llegada del Hijo de Dios, preparémonos en oración, para así acoger al Hijo del Hombre. Preparémonos como María, con una vida correcta, transparente, inmaculada para que así recibir a Jesús, “Hijo del Altísimo” (Lc 1, 32). Seamos la cuna de Jesús, con una vida agradable a Dios, siendo luz y sal del mundo (Mt 5, 13-15). Hagamos, pues, “que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello demos gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos” (Mt 5,16)
Seamos siempre obedientes a Dios, como María: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho” (Lc 1, 38). Seamos siempre portadores y anunciadores del nacimiento de Jesús, con nuestras palabras, con nuestro testimonio de vida, a semejante de Jesús, alegría del mundo. Seamos anunciadores del nacimiento de Jesús, apostando por la vida, la familia, la humanidad y toda la creación. Es necesario ser luz de Jesús, para que nuestras palabras sean creíbles y que nuestra vida sea signo de conversión y de encuentro con Cristo, nuestro amado Señor.
Que el Dios de la vida, de la misericordia, bajo la intercesión de su madre María, los acompañe siempre. ¡Feliz Navidad con Jesús!.