Jesús el buen Maestro
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- Publicado: Lunes, 01 Abril 2019 14:43
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(Por: P. Giovanni Sabogal Osorio).- El mes de marzo es un tiempo para volver a las aulas, de reencontrarnos con nuestros amigos y compañeros, con nuestros maestros, con los libros, de volver a las instituciones educativas. Es el momento de estar atentos y obedientes a nuestros queridos maestros y así ser dóciles a sus enseñanzas. ¡Qué bella experiencia y qué tiempo tan privilegiado del saber, de la investigación, del aprendizaje formal!
El evangelista Juan, nos dice que nosotros tenemos y estamos llamados como discípulos a seguir e imitar al único Maestro de los maestros, que es Jesús: "Ustedes me llaman "el Maestro" y "el Señor", y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Porque les he dado ejemplo, para que también ustedes hagan como yo he hecho con ustedes." (Jn 13, 13-15)
Estimados estudiantes, docentes y padres de familia, como cristianos que somos, desde el momento de nuestro bautismo, estamos llamados a ser discípulos de Jesús Maestro, lavando los pies de nuestro prójimo.
Jesús maestro lo deja todo, por nosotros, nos da ejemplo con su vida, con su servicio y ante todo con su amor. Seamos siempre sus buenos discípulos, acogiendo siempre sus sabios consejos, sirviendo a Dios, en nuestro prójimo, especialmente a las personas más necesitadas. Un buen discípulo debe estar siempre con él, con Jesús Maestro.
El Catecismo de la Iglesia N° 561, nos dice: “La vida entera de Cristo fue una continua enseñanza: sus Milagros, gestos, su amor al hombre, su predicación por los pobres, la aceptación de la cruz por la salvación y su resurrección: Cumplimiento a la revelación”. Dejémonos enseñar de Jesús, dejemos huellas en nuestra sociedad siendo buenos discípulos, a ejemplo del Buen Maestro, que enseñó con autoridad, sabiduría y amor.
Sigamos siempre al único y eterno Maestro, con nuestro testimonio de vida, con nuestra capacidad de vencer las adversidades. Apostemos siempre por Jesús Maestro, que siempre desea lo mejor para nosotros. Él es digno de ser amado y adorado; adorémosle siempre a Dios, siguiendo sus sabios consejos evangélicos.
Seamos cada día más hermanos, más justos, coherentes, transparentes, desterrando el virus de la corrupción y denunciando las injusticias para no ser cómplices de ello. Debemos dar sabor y color a la vida en el colegio, en el trabajo, en el hogar; teniendo presente en nuestra memoria, en el corazón y en la vida, a Jesús, el buen Maestro.